
El turista japonés que decide visitar España y empaparse de las tradiciones más legendarias y festivas.
Como no puede ser de otra forma decide ir a una corrida de toros; pleno agosto, cuarenta grados a la sombra, cinco de la tarde y el japonés que coge sitio en el tendido al sol.
Acaba la faena y el japonés sacude el pañuelo blanco contagiado del entusiasmo de los demás espectadores. Vuelta al ruedo, vuelta al ruedo! Comienza a gritar el público enfervorecido.
Eso, eso! Grita el japonés! Qué ahora nos toca a nosotros la sombra!