
Una chica que vuelve a casa después de una semana de fiesta en Magaluf se sienta en su asiento del avión junto a una monja y dice:
Por fin, que comodidad!
A lo que le responde la monja:
Perdone señorita, pero comodidad creo que poca, estos asientos son muy estrechos y vamos muy pegados todos.
No, si lo de comodidad lo digo por las piernas, es la primera vez que las cierro en la última semana.
